¡Bendita inocencia! es otra de las expresiones que recuerdo de mi abuela.
Una obra de teatro en una aldea africana y una carta que viaja a lo largo del país en manos de su “creador” son los hilos conductores de los que se vale Javier Fesser para contar su historia y mostrar una mirada del mundo visto desde... allí; desde la inocencia de aquellos que todavía no han sucumbido a las imposiciones de este mundo ¿desarrollado?.
Este corto, no exento de crítica con algunas de las injusticias que todavía se dan en nuestro planeta, transmite la esperanza en un mundo mejor desde la ternura y con gran sensibilidad. Tanto el corto en si mismo, como lo que en él se narra son “grandes ideas”, por ello los que no gozamos de esa creatividad nos limitamos a dar conocer esas grandes ideas que han tenido otros. Hace tiempo que no disfrutaba de algo tan conmovedor y que me ha dejado tan buen sabor de boca. Si a ti te ocurre lo mismo,...