Con esta pequeña reflexión me gustaría abrir los ojos a todo aquel que se deja influenciar solamente por la dialéctica electoral, y abrírselos para que siempre que se pueda llegue un poco más allá de esa mera visión "contemplativa".
Me resulta ciertamente "curioso" ver la rapidez de los políticos de adecuarse a cualquier tema. Este 2008 son, por excelencia, las "elecciones de la Economía". Y digo que me resulta curioso porque seguramente hace 3 o 4 meses ningún partido podría haberse imaginado el poder centralizar la campaña con este asunto.
Sin lugar a dudas, es un tema ardiente y realmente se está viviendo una coyuntura de crisis, que perjudica a la gran mayoría de la población mileurista. Pero sobre todo, es un tema fácilmente tergiversable y engañoso en estos tiempos.
En los medios de comunicación aparecen cada día nuevas medidas políticas cautivadoras, medidas de esas que entran por los ojos y que para muchos termina en los ojos, y que, sin embargo, para otros llegan hasta el cerebro debido a su segura catástrofe. Aquí quiero llegar, al cerebro:
Para analizar claramente la situación actual la debemos mirar desde 2 puntos de vista: el lógico y el sensacionalista.
Cualquier economista tendría una respuesta muy parecida a la hora de afrontar un decrecimiento económico: bajar algún tipo de impuesto, incrementar el gasto público, sostener los puestos de trabajo para que el paro no sea masivo, ... Y de esta manera serían los propios factores del mercado los que actuarían por sí solos y los que arreglarían la crisis. A esto se le llama lógica, y es tan fácil como tirar de cualquier libro teórico. Ahora, lanzo una pregunta: ¿Quién votaría a este partido que deja al mercado funcionar, practicamente solo, en una situación como la actual? La respuesta es fácil, este partido nunca ganaría unas elecciones.
Por desgracia, nos ha tocado vivir esta coyuntura económica en época de elecciones y los políticos saben perfectamente que con la nombrada "lógica" no ganarían las elecciones. Así que, día tras día se dedican a proponer medidas sensacionalistas, muchas de ellas sin sentido económico y que para paliar esta crisis no tienen ni pies ni cabeza. Los ejemplos son cotidianos: PSOE, "para la próxima legislatura prometo 350.000 puestos de guardería", a lo que el PP contesta en su siguiente mitin "juro ofrecer 500.000 puestos de guardería para los próximos cuatro años".
Otras promesas económicas que suscitan mucha polémica son, por ejemplo, la propuesta de rebajar el IRPF a todas las mujeres (sean de la clase económica que sean) o simplemente el cambio en el cálculo de la fórmula de la tasa de parados para "maquillar" los resultados.
De tal modo que espero que cada vez que enchufemos la tele nos quitemos esa venda con la que los políticos hacen que sea tan difícil de ver la realidad.